Por Sara Crespo.
La vida del niño está caracterizada por periodos de actividad y descanso. El sueño tiene en el descanso un papel fundamental, por lo que debe regularizarse y establecerse una rutina desde el nacimiento. La característica fundamental del sueño en la infancia es la disminución progresiva con la edad, pasando de unas 16 horas al día de sueño en el recién nacido, a aproximadamente 12 horas a los 3 años.Muchos padres afirman que sus hijos duermen mal, refiriéndose a que duermen pocas horas, se despiertan a menudo, etc. Sin embargo, los problemas no deben relacionarse con la cantidad de sueño sino con su calidad.
Pasamos a ver de forma muy breve los trastornos del sueño y de forma mas extensa dos muy comunes: las pesadillas y los terrores nocturnos.
- Negarse a ir a dormir. El niño recurre a excusas y conductas de manipulación para retrasar el momento de irse a la cama.
- Levantarse durante la noche. El objetivo del niño suele ser dormir con los padres. La excusa suele ser tener miedo.
- Sonambulismo. El niño, sin despertarse, se levanta de la cama y camina por su habitación o por el resto de la casa.
- Insomnio. Dificultad para dormirse (llamado predormital) o despertarse por la noche y no poder volver a conciliar el sueño. Normalmente está causado por factores psicológicos como una rutina inadecuada, ansiedad, acontecimientos estresantes, etc.
- Hipersomnia. El niño se duerme durante el día. Puede estar asociado al insomnio o a una alteración de los ritmos del sueño.
- Otros. Encontramos trastornos menos frecuentes como la narcolepsia (crisis de sueño durante el día), somniloquia (hablar durante el sueño), enuresis, etc. Sin embargo, los que mas preocupan a los padres son las pesadillas y los terrores nocturnos, quizá por ser episodios mas espectaculares y llamativos, lo cual no quiere decir que sean mas preocupantes.
LAS PESADILLAS.
Es una reacción de miedo a un sueño desagradable. Habitualmente se producen en la segunda mitad de la noche. El niño se despierta llorando o gritando, pero resulta fácil tranquilizarle y hablar con él. Suelen producirse en situaciones de ansiedad o miedo hacia una circunstancia concreta, tras haber visto imágenes violentas o de terror en la televisión, etc., y desaparecen cuando desaparece la causa que las provoca.
¿Qué podemos hacer?.
- Evitar las situaciones que produzcan miedo o ansiedad en el niño (programas de T. V, discusiones, amenazas…).
- Evitar el cansancio excesivo y el estrés.
- Hablar durante el día con el niño de las pesadillas con naturalidad, preguntándole qué le preocupa y qué situación le está trastornando.
- A menudo es un problema leve y ocasional, pero si persisten en el tiempo podemos consultar con el pediatra.
Los terrores nocturnos, típicos del niño pequeño, se producen en la fase no REM del sueño, es decir, en la primera mitad de la noche (sueño profundo). Van acompañados de gritos, ansiedad, taquicardia y sudoración. El niño está desorientado, confuso y es incapaz de verbalizar lo que le sucede. Se desconoce la causa, pero se cree que podrían estar relacionados con la fiebre, la ansiedad o periodos de tensión emocional.
¿Qué podemos hacer?
- Durante el episodio no debemos despertar al niño sino esperar con calma a que pase. Si se despierta de forma espontánea, se mostrará confuso y desorientado. Probablemente no recuerde nada al día siguiente.
- Debemos consultar con el pediatra si los episodios son muy frecuentes o si van acompañados de otros síntomas (inapetencia, ansiedad, tristeza…).
- En general, podemos decir que para evitar cualquier trastorno del sueño es recomendable establecer una rutina estable desde el primer momento.
Algunos consejos útiles son:
- Evitar la actividad excesiva, las riñas y cualquier situación que pueda afectar al niño antes de dormir.
- Hacer del momento de irse a dormir una situación agradable y relajante: contar un cuento, cantar una canción. Los niños deben saber que todo seguirá bien mientras él duerme .
- Si el niño rechaza ir a acostarse, la madre puede quedarse con él un rato, acortando cada vez mas la estancia en la habitación.
- Ser firmes en el mantenimiento del horario y las normas.
- Procurar que el niño duerma las horas suficientes.
Si establecemos una rutina adecuada de sueño y descanso desde el principio, nos evitaremos bastantes problemas mas adelante. El gran beneficiado será el niño y en consecuencia, sus padres.
No obstante, todos los padres podéis colaborar y contarnos qué estrategias os han funcionado, vuestras experiencias, etc.
El blog de la escuela está abierto para todos/as.