por Julio González Ruiz.
Documento sobre la prevención de accidentes domésticos y primeros auxilios.
La seguridad de los más pequeños de la casa empieza en el hogar. Al ser los más vulnerables, son los que sufren los accidentes con mayor frecuencia. Las estadísticas demuestran que los niños de hasta 4 años es en los hogares donde sufren los accidentes en mayor medida, entre los que destacan las caídas, los golpes, quemaduras y ahogamientos, debido principalmente a la necesidad que tienen los niños de aprender a través de la exploración y la no percepción de los riesgos implícitos. Por ello, tomar ciertas medidas de seguridad en el hogar es fundamental. ¡Nada es suficiente por la seguridad de los más pequeños del hogar!
¿Un hogar seguro?
Para alcanzar un hogar seguro los padres deben desarrollar las siguientes tres actitudes. Cuando los niños son más pequeños, se actúa evitando los riesgos, (quitamos de su alcance los objetos con los que puedan hacerse daño). Posteriormente se desarrollan actitudes prohibitivas, por las que se les instruye en aquello que no deben hacer debido al riesgo que conlleva. (“No te subas a la mesa”). Finalmente, cuando alcanzan la suficiente capacidad de comprensión, la más adecuada actitud será la educativa, explicando los porqués de los riesgos para que sean ellos mismos los que aprendan a autoprotegerse. (“No te subas a la mesa porque te vas a caer, te vas a hacer daño y tendremos que ir al médico a que te curen”). Sin embargo, cada una de estas actitudes es apropiada para las diferentes etapas del niño, por lo que no es aconsejable retrasarlas, de forma que con 6 años sigamos prohibiendo cosas sin explicar el porqué, al igual que no es aconsejable adelantarlas, explicando a un niño de 18 meses los riesgos que tendrá con determinado comportamiento, ya que no los entenderá.
Para prevenirlos es aconsejable tomar una serie de medidas que harán que nuestro hogar sea más seguro:
– Hay que mantener a los niños siempre vigilados por una persona adulta responsable. Aunque en su mayoría ocurren de forma accidental, la principal causa de siniestralidad infantil dentro del hogar son las intoxicaciones, provocadas por medicamentos, seguidas por productos de limpieza, cosméticos, y productos del hogar. No hay que dejarlos nunca solos, evitando que permanezcan mucho tiempo en cualquier habitación sin vigilancia de un adulto.
– Asimismo, no permitir bajo ningún concepto que un niño pequeño permanezca en la bañera jugando con el agua sin presencia de un adulto.
– Es necesario asegurar las ventanas y los balcones para que los niños no puedan acceder a ellos.
– Las piscinas, estanques, pozos,… en la vivienda deberán estar vallados y sus puertas cerradas, siendo aconsejable proteger su superficie.
– En las vacaciones de verano, no debemos perderles de vista en la playa y/o en la piscina. Además, es recomendable enseñarles natación desde edades tempranas.
– Evitar dejar las tijeras, cuchillos y objetos punzantes al alcance de los más pequeños del hogar.
– Hay que tener cuidado con los juguetes que damos a los más pequeños, ya que no deben tener piezas cortantes, ser puntiagudos, ni estar fabricados con materiales tóxicos, además de ser lo suficientemente grandes para impedir que los introduzcan en la boca y se los traguen. Evitar que jueguen en lugares peligrosos, como escaleras, ventanas, balcones, así como en proximidades de hoyos, piscinas, etc.
– Mantener la zona de dormir lo más despejada posible, especialmente con los bebés.
– Proteger los enchufes para evitar que los más pequeños introduzcan los dedos o algún otro objeto pequeño.
– ¡Cuidado con la cocina! No se debe cocinar con el niño en brazos ni dejarlo en el suelo cerca de la cocina, ya que las quemaduras son altamente peligrosas.
– Guardar productos peligrosos fuera del alcance de los niños, colocando así los de limpieza y otros potencialmente tóxicos en estanterías o muebles altos para evitar su ingestión.
– Es aconsejable poner topes de seguridad en las puertas para evitar que se pille las manos.
– Por último, debemos colocar puertas al principio y al final de cada escalera. Es una buena forma para evitar que se caigan por ellas en un momento de descuido. No nos olvidemos de que… ¡prevenir es curar!